La Historia de Pokémon
Satoshi Tajiri: el padre de las criaturas
La historia de Pokémon (abreviatura de Pocket Monsters) comienza en Japón, país en el que un amante de los videojuegos llamado Satoshi Tajiri, con apenas 25 años tuvo la idea de diseñar un sistema en el que varios jugadores pudieran interactuar en un mundo compartido. Era una idea ambiciosa para 1990, pero fue el germen de lo que años más tarde se convertiría en un suceso a nivel mundial. Tajiri tuvo la suerte de trabajar bajo la dirección del mítico Shigeru Miyamoto (padre de Mario Bros) en varios videojuegos y luego de años de elaborar la idea, presentó en febrero de 1996 su primer Pokémon para la consola portátil Game Boy. Dos versiones salieron al mercado, Pokémon: "Red" y "Green", y luego, se sumaría el "Blue". El juego era un RPG (role playing game), que ponía al jugador en un mundo lleno de criaturas a las que debían coleccionar y entrenar. El gran agregado y principal atractivo era la posibilidad de que los jugadores interactúen y pongan a combatir sus Pokémones. La fórmula era tan sencilla como adictiva, el público se volcó masivamente al juego y la crítica lo elogió hasta el hartazgo. Poco tardó en convertirse en un fenómeno global.
La serie
Con el éxito del primer videojuego, en abril de 1997, se estrenó en Japón el primer capítulo de la serie animada. La ficción cuenta la historia de Ash, un niño que ama el universo de los Pokémones y que desea convertirse en el maestro absoluto de la lucha. Cuando llega el momento de recibir a su primera criatura, le toca en suerte un Pikachu, un animalito pequeño y amarillo cuyo poder es el de la electricidad. Acompañado de sus amigos, Ash se convierte en el protagonista central de la serie luchando siempre por obtener la mayor cantidad de Pokémones posibles para entrenarlos y hacerlos evolucionar. La popularidad de esta historia también fue inmediata y al poco tiempo fue estrenada en decenas de países. Y así, el éxito de esos dibujos animados dio pie a varias películas, a juegos de cartas e historietas de todo tipo, sin hablar del infinito merchandising de remeras, gorros y especialmente peluches basados en todo este universo.